Dolor neuropático y el deterioro de la calidad de vida de quien lo sufre

El dolor neuropático es uno de los más complejos, tanto para el diagnóstico como para el tratamiento, es un dolor que aparece a raíz de un mal funcionamiento del sistema nervioso o a consecuencia de una lesión, que afecta significativamente la calidad de vida de quien lo sufre.

La realidad es un dolor muy complejo que engloba diferentes etiologías, mecanismos fisiopatológicos y manifestaciones clínicas. En España, por ejemplo, de acuerdo a la Sociedad Española de Neurología (SEN) se estima que este dolor puede afectar entre el 6 y el 8 por ciento de la población, siendo los afectados alrededor de 3 millones de individuos. Sin embargo, esta cifra va en aumento a consecuencia de enfermedades como el cáncer, diabetes, enfermedades neurológicas, traumatismos, infecciones, entre otras.

El dolor neuropático presenta síntomas variables entre las personas que lo sufren, siendo el más común dolores similares a una quemazón o corriente eléctrica. “Aunque este dolor no tiene ninguna función biológica, conlleva alteraciones físicas y emocionales que dificultan profundamente la vida de quienes lo padecen”, explica Pedro Bermejo, coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología.

El hecho es qué este tipo de dolor no responde a analgésicos ni a antiinflamatorios convencionales. Se usan son antidepresivos, opiáceos y antiepilépticos que logran reducir el dolor a un 30 o al 50 por ciento; pero no a todos los pacientes le funciona este tratamiento.

En España, según los últimos estudios realizados, el 85 por ciento de los pacientes con dolor neuropático presentan un deterioro significativo de la calidad de vida. Este tipo de dolor se asocia a la ansiedad y a la depresión.

Actualmente, el cuadro de dolor neuropático dura más de 12 meses en más del 65 por ciento de los pacientes y entre un 40 y 70 por ciento de los pacientes con dolor neuropático aún no han conseguido un control completo del dolor. Y aunque el tratamiento farmacológico convencional sigue siendo la primera opción, se debe considerar otro tipo de terapias con abordaje terapéutico de tipo multidisciplinar, tratamiento psicológico y otras alternativas naturales.

Esther R.

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