Bacterias pueden mejorar la resistencia del cerebro ante el estrés

Los investigadores de la Universidad de Colorado, liderados por Christopher A. Lowry, en colaboración con científicos de la Universidad de Texas en Austin, han logrado desarrollar una especie de vacuna contra el estrés. Se trata de una inyección de bacterias no patógenas que modulan la respuesta inflamatoria cerebral ocasionada por factores que causen estrés, reduciendo significativamente la ansiedad.

Cada vez más es más evidente, la influencia de la inflamación crónica en la aparición de estos desordenes, afectando diversos neurotransmisores que están involucrados en los diferentes estados de ánimo.

Se realizaron experimentos en ratas adultas, determinando que la administración subcutánea de los microorganismos “Mycobacterium vaccae”, que se encuentran en el agua, suelo y el fango, logran mejorar la resistencia del cerebro ante situaciones de estrés. Tras recibir tres dosis de microbios, los roedores presentaron una conducta menos ansiosa en respuesta ante una descarga eléctrica. De esta manera, confirman los alcances de la vacuna.

En este caso, la inmunización también favoreció la secreción de la proteína interleucina – 4, la cual se considera como antiinflamatoria en el hipocampo, zona involucrada directamente con las reacciones de ansiedad y miedo. Las bacterias inhibieron la producción de moléculas que actúan como señales de alarma. Estas ayudaron a mantener las células del sistema inmunitario presentes en el cerebro, que se conocen como microglía, en un estado no activado, es una estado quiescente. Los efectos de esta vacuna se prolongan por varios días.

Como conclusión, los investigadores del estudio sugieren que la Mycobacterium vaccae tiene la capacidad de desarrollar un ambiente resistente a la ansiedad y la angustia en el cerebro. Esta vacuna puede ayudar en el tratamiento de desórdenes como el trastorno de estrés postraumático, la depresión o el estrés. La realidad es que estos trastornos psiquiátricos asociados a las experiencias traumáticas o los mismos episodios de tensión o nerviosismo, en general, llegan a afectar el 25 por ciento de la población entre hombres y mujeres.

Esther R.

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