Las estrellas: ¿son sólo hidrógeno y helio?

Las estrellas están compuestas de un gas muy caliente, en gran proporción de hidrógeno y helio, los cuales son sus dos elementos más ligeros, pero también forman parte de ellas el nitrógeno, el hierro y el carbono.

A lo largo de la vida de las estrellas o cuerpos celestes llegan a consumir el hidrogeno mediante procesos de fusión nuclear que luego convierten en hidrógeno, cuando este gas se agota, las mismas crecen hasta convertirse en “gigantes rojas”. Después las estrellas empiezan a consumir el helio que les queda generando partículas de carbono y oxígeno, siendo esta la etapa cuando implosionan, terminando sus días como las “enanas rojas”.

La vida de una estrella inicia con el colapso gravitacional de una nebulosa gaseosa de material compuesto primordialmente de hidrogeno, conjuntamente con helio y trazas de elementos más pesados. Los restos del interior de la estrella evitan colapsarse aún más bajo su propia gravedad.

Las estrellas son capaces de producir su propia luz y energía mediante un proceso denominado fusión nuclear. Esta fusión se logra cuando los elementos más ligeros son forzados para convertirse en elementos más pesados, es allí cuando la estrella se calienta y brilla. Estos cuerpos celestes se les encuentra de diferentes tamaños y colores. Por ejemplo, las estrellas que son más pequeñas que el Sol son rojizas mientras que las que son más grandes que él, son de color azul.

Sus temperaturas también son muy distintas entre sí. Las más frías pueden alcanzar temperaturas en su superficie de aproximadamente 2000 ºC mientras que las más calientes pueden llegar a 50.000 ºC o incluso pueden llegar a ser más calientes. La temperatura en su superficie del Sol es de 6000 ºC, y su núcleo puede alcanzar los 15 millones de grados.

El diferente brillo o luminosidad intrínseca de las estrellas va depender de la reserva del componente básico de cada una: el hidrógeno (H). La transformación gradual del H en helio (He) da lugar a la energía que luego observamos como el brillo de la estrella.

Esther R.

 

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